Savages
By Alex Quezada
En la escena sucede una tortura, el cartel de Sinaloa tiene en juicio a uno de la organización, sucede de noche en un hangar abandonado, música norteña de ambiente, todos visten elegantes. Ocultos está unos hippies con camisas de flores que fueron los que manipularon las pruebas para inculpar al torturado. La víctima es un hombre entre 35 y 40 años, cabello negro, ojos cafés, tez blanca, barba en forma de candado, ropa fina desgastada por los latigazos, está amarrado a una cruz. Recuerdo el primer plano del látigo repetido hasta desgarrar la piel, similar a la película “La Pasión de Cristo”. Prefiero la posición de espectador, quizá por la costumbre de indagar en el morbo que provoca ver el dolor ajeno.
En la actualidad los medios hacen que la violencia en el material audiovisual se vuelva un producto de consumo, metiéndose en el subconsciente de la gente y convirtiéndolo en un artículo de primera necesidad. “La violencia hace feliz los ojos de personas inconscientes”.
En la película la víctima se resigna y desea morir, yo estaría igual porque no habría de otra. En su situación pensaría en mi familia, en la necesidad de decirles algo antes de morir, pues hasta el más malo tiene una familia que le mueve el piso. La vi hace dos años, me motivo la fotografía del trailer. Me gusto el final, es bonito, la volvería a ver. Me hizo pensar que la valentía es un estado de euforia que lleva a cuidar a tu familia y tus verdaderos amigos. Yo reconozco que soy violento con palabras y prefiero pedir disculpa, irme y no alegar. Tengo rasgos violentos y los detonadores son bobos, si tuve un mal día, o alguien me saca la bronca y no me he desahogado.